domingo, abril 22, 2007

LA NUEVA ERA DEL CORREO

Si en el pasado número de la revista "El Cañico", o en el anterior post de este blog, nos dedicábamos a dar a conocer un poco que es eso de Internet, las páginas web y cuestiones similares, hoy vamos a centrarnos en otro de los fenómenos que se producen en la red, y que de alguna forma alteran nuestra forma de comunicación habitual: el correo electrónico.

Esto, en un principio, también es sencillo. No es mas que el correo normal, ese que escribimos en un papel y con una pluma o un bolígrafo. Pero haciéndolo de otro modo. Ya no utilizamos el papel, utilizamos el ordenador y en lugar de esa pluma, utilizamos un teclado, y todo aquello que escribimos lo vamos viendo en la pantalla del ordenador. Bien, esto, no aporta mucho al correo. Porque llegados a este punto, tenemos la oportunidad de imprimir lo que hemos escrito, meterlo en un sobre, escribir la dirección, y echarlo al buzón, para que al día siguiente, el cartero, lo recoja, lo lleve a la central de correos, lo clasifiquen, viaje al destino, donde nuevamente será clasificado, enviado a una delegación de zona de correos, y el cartero lo llevará la dirección indicada. ¿En cuanto tiempo?, pues presumiblemente, si se optimizan todos los procesos, seguramente entre 2 y 3 días, si la comunicación es interprovincial.

Electrónicamente, el proceso es similar. Yo cuando he escrito esa carta, le pongo un destinatario electrónico, lo que llamamos cuenta de correo, que es un nombre seguido de un símbolo difícil de dibujar, y que en esto de la informática se llama “arroba” (@) y el dominio al que pertenece esa cuenta o dirección de correo electrónico. El concepto dominio, ya lo explicamos en el numero anterior. En el momento que yo pulso el botón enviar, el ordenador almacena mi correo en un cajetín que tiene a tal efecto, dentro de mi cuenta de correo, en el dominio al que yo pertenezco. Aquí busca a quién se lo tiene que enviar, y en cuestión de segundos, lo ha dejado en el cajetín del destinatario en su dominio. Cuando éste encienda el ordenador, y se conecte a su cuenta de correo electrónico, ahí le aparecerá el mensaje que le hemos enviado.

Como podemos apreciar, de no existir ningún problema, en un minuto, le ha llegado nuestra comunicación. Otra cosa es cuando la lea el destinatario, pero eso no es algo que el sistema pueda controlar, igual que si se lo enviamos a través de los métodos tradicionales.

Y la respuesta, de haberla, es igual de inmediata, con lo cual, se establece un canal de comunicación, casi simultáneo.

No obstante, como todo tiene un pero, siempre hay algún “ciber-delincuente” que aprovecha esto para hacer negocio, enviando correos masivos sin permiso, es lo que en este ambiente se llama spam. Pero en el mundo no cibernético, también ocurre. ¿Cuántas veces nos preguntamos porqué nos llega correspondencia personalizada de determinadas empresas a casa?. Pues aquí es igual. Bueno, es más sencillo, porque tenemos la opción de determina de que personas no queremos recibir correos, o determinar si son correos “spam” o no, para no volver a recibirlos, y que sus remitentes sean marcados en la red. En algunos países, esto se considera un delito (El “spam”) y ya habido sentencias condenatorias con fuertes multas económicas o con penas de prisión.

Pero seamos positivos y fijemos en lo que de bueno pueda tener esto, que es mucho. En nuestros correos electrónicos, podemos enviar, con el mismo coste, fotos, libros, discos, … aquello que se nos ocurra, y que lógicamente, esté en un formato electrónico.

Y esto, por tanto, nos permite tener una comunicación en tiempo casi real, casi instantánea, entre personas, distantes cientos o miles de kilómetros, y a los que nos acerca esto de la comunicación cibernética. Las distancias han desaparecido.


José Manuel Santos Ratón
Consultor en Sistemas y Tecnologías de la Información

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